sábado, 6 de febrero de 2010

Al rico rompe piernas

Esta semana me he quedado solo con la bici. Planeé llegar a Ojén a través del campo, incluso llamé a mi amigo Arturo para ver por dónde había que tirar para llegar hasta allí desde Los Altos de Marbella. Ya me avisó de que no era fácil dar con el camino, así que no las tenía todas conmigo. Como siempre, metí la cámara compacta en un bolsillo trasero del maillot, con la intención de ir haciendo fotos por el camino.

Cruzo por el puente que lleva al hospital y empiezo a subir a Los Altos de Marbella. Madre mía, cómo pesa la bici conmigo encima, qué rampas más exigentes. Aprovecho para hacer una foto desde el puente que salva la autopista. No llevo ni veinte minutos dándole a los pedales desde que salí de Marbella, y ya voy sudando como un pollo. Contemplando los maravillosos paisajes que hay, mirando de reojo el repetidor hasta donde tenía que escalar, iban pasando las cuestas hasta llegar a la entrada de la urbanización. Ahí paro, bebo algo y aprovecho para hacer alguna foto.

Antes de que se enfríen las piernas, sigo subiendo rampas hechas para ir en un 4x4, no en bici. Tengo que parar un par de veces, porque voy con plato chico y piñón grande, avanzando lentamente y guardando el equilibrio para que no se levante la rueda delantera, y de paso me asomo al par de miradores que hay con vistas maravillosas de toda la costa. Así hasta llegar a la zona de los repetidores, en lo alto de la montaña. Desde allí se ve Ojén y una infinidad de caminos que llevan hasta él. Como no tengo ni idea de por dónde he de tirar y no puedo arriesgarme a perderme en mitad de la nada, con solo media botella de Aquarius, decido hacer otra ruta. Esto último es señal de que me voy haciendo mayor, porque hace unos años hubiera pasado de todo y me hubiese arriesgado solo, sin agua y como fuese. En fin …

He optado por hacer recorridos rompe piernas, subiendo y bajando cuestas por la zona de Los Molineros, por Río Real, Incosol, hasta que me ha dado el hambre y me he vuelto a casa. Hoy no he llegado a las tres horas de bici, pero tengo las piernas más duras que un pilar de hormigón. Creo que ha servido el entrenamiento, y las fotos.

Una canción del maestro del poema hecho canción, llamando a las puertas del cielo.

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