Se deja uno atrás el orgullo para conseguir al ser amado, se pavonea a su lado, sufriendo por una mirada que no quiere coincidir con la tuya, por un mínimo saludo, por un sentir el aire de su boca.
Una vez todo conseguido, o cansado en el intento por no lograrlo, se busca un rato de soledad, un dejad que quiero estar un rato solo, que ya me queda poco y quiero respirar mis últimos litros de aire.
Paso mucho tiempo en la playa en invierno, observando a los únicos habitantes por estas fechas que se atreven a estar cerca del agua fría y gris del mar. La gaviota vieja me dejó acercarme mucho a ella. Estaba cansada, como enferma, me dejó hacer, parar su mirada cansada, su pico gastado, sus alas fuertes y duras por el tiempo.
Daniela por dentro está llena de puertas, unas cerradas, otras abiertas… A veces sales, y a veces entras ... Magnífico Pedro Guerra.
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