Todas las mañanas, sin fallar ni una, diversos grupos de aves dibujan formas en el cielo, camino de los distintos lugares en los que pasarán el día. Y de la misma manera, siempre hay alguien haciendo deporte rozando la orilla del mar.
En ambos casos, hacen un recorrido de ida y vuelta. Las aves regresarán al atardecer, los corredores volverán a pasar en sentido contrario en menos de media hora. Y es que todo en esta vida es de ida y vuelta.
A pesar de los políticos, la vida es bella.
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