sábado, 26 de marzo de 2011

Puerto Los Alamillos

Continuando con la preparación para La Sufrida, hoy he entrenado haciendo una etapa muy bonita, a la vez que dura por el sobrepeso y la alergia, que me tiene los bronquios pelín obstruidos. Buena temperatura y un sol agradecido para acompañarme en todo el recorrido.

He bajado por la carretera de Sevilla para afrontar el primer puerto, con siete kilómetros ininterrumpidos de cuesta. En este tramo he visto un águila y varios buitres. Sudando pero con buen ánimo llegaba al puerto de Montejaque, con 700 metros de altitud.
En ese momento había que desviarse por la carretera que lleva a Grazalema.

Tras superar unos cuantos kilómetros con repechos hasta del ocho por ciento, entraba en la provincia de Cádiz.

Subidas alternadas con algún descanso me llevaron hasta el tramo donde se podía ya ver al fondo Grazalema y su sierra.

Poco después coronaba el puerto de Los Alamillos, con 822 metros de altitud, donde la carretera se divide a izquierda y derecha, para ir a Ubrique o a Grazalema, entre otros pueblos. Ahí le pedí a un compañero que estaba por allí, que me hiciera el favor de hacerme una foto, en vez de tener que hacerme un autoretrato.

Siempre que entreno por estas carreteras me acuerdo de mi buen amigo Arturo, con su lucha por el carril bici en Marbella. Y es que por estos lares el ciclista es el que importa, advirtiendo a los usuarios motorizados que sean precavidos con los que vamos sobre dos ruedas.

La vuelta hasta llegar a la carretera de Sevilla ha sido muy rápida, con lo que cuesta subir, y el poco tiempo que dura la bajada. Le temía a los diez kilómetros que van desde el paso por encima del río Guadalevín hasta Ronda, por una carretera ancha, de dos carriles, pero picando siempre hacia arriba. Es en una curva peligrosa a izquierda, ya casi arriba, donde el inclinómetro no baja del cinco por ciento, machacando mis ya doloridas piernas.

Un esfuerzo más y aparece el cartel de Ronda Norte. Solo quedan como un par de kilómetros al dos por ciento antes de iniciar la pequeña bajada que me dejará en el sitio de partida.

Al final han sido 58 kilómetros en poco más de tres horas reales de pedaleo. Si consigo bajar cinco kilos en las cinco semanas que me quedan para La Sufrida, mis posibilidades de poder terminar esos 103 kilómetros se incrementarán de forma exponencial.

Esta canción no pega con la entrada de hoy, pero se la quiero dedicar a todas las personas a las que quiero.

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