lunes, 25 de julio de 2011

Ruta de la pasa

Buena excursión ciclista la de este pasado domingo. Pasamos en un recorrido de 73 Km por los pueblos de Chilches, Torre del Mar, Vélez Málaga, Benamargosa, Cútar, El Borge y Almáchar. Durante las algo más de cuatro horas que estuvimos sobre la bicicleta, consumí más de 4.000 calorías, que se dice pronto.

Salíamos pasadas las ocho de la mañana, mi colega Miguel Ángel y yo, desde su casa en Chilches, con un día que prometía calor del bueno. En un rato, dándole caña a las bicis para calentar piernas, entrábamos en Vélez Málaga.

Nos metíamos ya camino de Benamargosa. La carretera es un continuo tobogán, con subidas cortas y empinadas. Alguno empezaba victorioso.

Al poco pasábamos por la pedanía llamada Triana.

Seguimos de repechos, con el sol empezando ya a calentar.

Sevidor iba todavía fuerte, subiendo con entereza las rampas que iba encontrando por el camino.

Y llegábamos al primer pueblo, desde donde comenzaríamos el puerto del día.

Los dos primeros kilómetros del puerto son duros por mantenidos, pero sin pasar del 7 por ciento.

Nos quedaban siete kilómetros para Cútar, con el sol ya pegándonos en la espalda.

Al final pasamos por el pueblo, sin entrar en él, para continuar camino hacia la cima.

Veinte minutos después coronábamos el puerto.

Los primeros dos kilómetros de bajada hubo que hacerlos con sumo cuidado, ya que la carretera es muy estrecha, empinada y sinuosa hasta llegar a El Borge, donde en una de sus fuentes me pegué una auténtica ducha con pañuelo y gafas incluidas. Estaba asado de calor. Lo del pañuelo en la cabeza evita que se metan insectos en el pelo, entre las aberturas de ventilación del caso.

Como buen presumido que sigue siendo uno, tocaba foto con el pueblo al fondo, sacando pecho e intentando disimular barriga, ésto último bastante complicado, pero oye, no salió del todo mal la foto.

Llegábamos a Almáchar y empezaban de nuevo los toboganes. Pasado el pueblo se pone la carretera cuesta arriba con un amenazante 8 por ciento.

Después de una parada técnica en una gasolinera para repostar, aunque no fuese gasolina, si no agua para los bidones, cogimos una estrecha carretera entre huertas para salir a las afueras de Torre del Mar y volver a casa, con viento en contra, por supuesto. Bueno, antes de llegar a la gasolinera sentí un dolor agudo de pinchazo en el costado derecho, me había picado un insecto, aún no sé cuál, pero seguro que no era ni avispa, ni abeja, probablemente algo más ponzoñoso, como podría ser una araña. Todavía tengo las tres señales marcadas, aunque ya no me pincha.

Primero una buena ducha, después comida y siesta, y otro fin de semana bien aprovechado, esta vez gracias a la hospitalidad de Miguel Ángel y Montse.

Algo de country, ya que anduvimos por las montañas.


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