jueves, 14 de julio de 2011

Cariño


Aquí donde lo veis, tan pequeño y gracioso, a su corta edad ya demuestra afecto a todo aquel que le cuida. Es compañero de juegos, mimoso, atento, despabilado como él solo.

A veces nos empeñamos en una empresa que siempre sale mal, lo volvemos a intentar y nada, no arranca. Y es que una persona nace con unos rasgos y muere con los mismos, y por mucho que intentes mejorarlos, no lo consigues.

Me siento a veces más querido por este animal y sus compañeras que por otras personas. Pienso y digo que, de la forma que me mira mi perra Dana, mi negra, nunca me ha mirado mujer alguna. Es un amor sin condiciones, sin reproches, sin excusas ni evasivas; ella solo pide una caricia, un paseo, algo de agua y un poco de comida.

Este pequeño grandullón ha sabido ganarse un sitio en ese hogar del que cada vez me siento más extranjero. Vivo en tierra de nadie.

Me tengo que repetir aquello de -don´t think twice, it´s alright- que cantaba Bob Dylan.

2 comentarios:

  1. Ejem, mi perro negro me mira como no me ha mirado ningún hombre, me quiere y le quiero.Sin embargo vivo en pareja. Cuando se vive en tierra de nadie es hora de revisar conceptos y obrar en consecuencia.Saludos para ti y tu perro

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  2. Me gusta mucho la foto en la que sale Sucko, aunque a veces es travieso, muerde cosas y se hace sus necesidades en la casa.

    Saludos.

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