sábado, 26 de diciembre de 2009

Confirmación de una nueva karateka

Este próximo enero tendré que celebrar mis bodas de plata con el karate, y en concreto con el gimnasio Zen, mi club de toda la vida. Hubo temporadas en las que no pude entrenar allí, como el año de servicio militar, o cuando nacieron mis hijos, pero nunca dejé de practicar allí donde estuviera. Intenté meterle el gusanillo de este arte marcial a mi hija, pero como primero probó con el judo y le encantó eso de luchar, cuando empezó en karate echaba en falta eso de combatir, que además se le daba genial, pero claro, al ser aún una niña, en karate solo entrenaba técnica fundamental, y se aburrió. Después llegó el niño, y ya es cinturón naranja-verde, y le encanta la técnica, aunque todavía tiene que ir cogiendo posición fundamental.

Después de que siempre animé a mi mujer para que empezara con el karate, este año se decidió. Creo que fue de tanto llevar a Javi y quedarse viendo cómo entrenaba, que a primeros de año se apuntó a clase, con tan mala fortuna que en el primer calentamiento tuvo una rotura fibrilar que la dejó fuera de combate. En septiembre, después de una lenta recuperación, decidió entrar de nuevo, pero en esta ocasión le aconsejé que fuera a otra clase, más acorde con su disponibilidad de escaso tiempo libre; y así es cómo empezó con Joaquín Pavón, profesor de Javi, estando muy ilusionada con sus progresos. Por fin se ha dado cuenta de lo difícil que es el karate, y del sacrificio que conlleva coger cierto nivel.

La semana pasada realizó su examen para el grado de cinturón amarillo. Yo fui a verla, sentado en un sitio donde no pudiera cruzar su mirada con la mía para no descentrarla. Salió nerviosa pero con fuerza, e hizo un examen bastante bueno, con su kata bien realizado, sin olvidar ningún movimiento, pararse o correr más de la cuenta. Se creció, supongo que eso debe ser de familia, porque al hijo y a mi nos pasa igual cuando llega la hora de la verdad, aunque a veces fallemos en los ensayos. Este martes fui a la entrega de cinturones. Ahora lleva el cinturón amarillo que yo llevé puesto en 1985, hace ya algún tiempo. Espero que tenga que cederle todos los cinturones de colores que conservo, incluido el marrón.

Enhorabuena, campeona. My endless love.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena a la nueva cinturón amarillo y a toda su gran familia de deportistas. Seguro que de tanto orgullo no cabéis en casa. :-)

    Besos y abrazos,
    Arturo.

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  2. Pero bueno, cualquiera se mete con vosotros..... ¡Enhorabuena! Óle, Óle y Óle, Maite.
    Un super beso. Lola.

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  3. ¿Sabes qué? ¡Que ya debería tener el mismo cinturón que yo, al menos!

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