martes, 1 de diciembre de 2009

Una tarde apocalíptica

¿Qué puede hacer uno un sábado por la tarde esperando la llegada del invierno? Convencer a un hijo para dar un paseo en bicicleta, con una cámara de fotos como testigo de un cielo especialmente colorido, con nubes grises, amarillas y rojas amenazando lo que podría ser el Apocalipsis.

No es que estuviera especialmente nervioso, a pesar de esta crisis a la que se empeñan en darle los gobernantes cualquier nombre con tal de buscarle un disfraz; pero me quedé en un estado de embriaguez por tanto color, por ese aire fresco en la cara mientras daba pedales lentamente, como contándolos uno a uno, vigilando de lejos al campeón de casa en su entretenido pasatiempo de saltar por encima de cada tapa de arqueta que se le ponía por delante. Llegamos al embarcadero de madera cercano al Marbella Club, y desde allí, en silencio, estuvimos observando la más bonita de las puestas de sol que este otoño nos haya ofrecido. Quisimos guardar un recuerdo de este paseo, por ello estas fotos.

Y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años …

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