Eso dice una canción de Joan Manuel Serrat, y qué verdad que es. No hay la asignatura de padre, o de madre, y sin embargo qué difícil es serlo. Uno intenta transmitir lo que entiende que es bueno, temiendo siempre a lo malo, sin saber que ya el número de lotería está comprado y podrá salir cualquier cosa.
A mis hijos les hablo siempre de lo importante que es en esta vida ser buena persona y hacer el bien; cuánta satisfacción proporciona ayudar a alguien, ser útil, sentir que se está aquí por y para algo. Ellos me han visto hacer muchas cosas desde que nacieron, acostumbrándose a ver a papá y a mamá estudiando, trabajando, haciendo deporte, practicando la pintura, la fotografía y otras cosas que, si no dan dinero, sí que dan serenidad al espíritu, al que también hay que alimentar.
Mi hija se ha parecido a su padre en la habilidad para los deportes y la guitarra; mi hijo, de momento sigue mis pasos en el karate y la fotografía. De su madre han sacado una sonrisa que encandila a cualquiera y el gusto por el arte, aparte de la bondad natural. O sea, que entre los dos hemos intentado que salga algo bueno para todos, y de momento hemos conseguido una cosa, que sean felices, que no es poco.
Y para dejar de momento este tema, os dejo con la canción que empieza como este post. Saludos para todos y que seais felices.
Importante misión la que tenemos como padres. Como te conozco desde hace tanto puedo dar fe de tu gran labor. Padre progre donde los haya, con los valores bien claros y gran capacidad de comprensión y reflexión siempre tratando de transmitir a tus hijos el respeto hacia los demás y la observación de lo que te rodea.
ResponderEliminarQueda mucho que sufrir, pero aún más que disfrutar. Ese día a día donde vemos en ellos reflejos de lo que fuimos, pero con ese haz generacional que difumina la imagen. Creo que así de be ser, deben tener su propia personalidad y evitar que sean un producto de todo aquello que nosotros no tuvimos la oportunidad. Deben elegir y aprender a equivocarse.
Suerte compañero. Te seguiré observando por aquello de la ventaja de edad y en consecuencia experiencia que me llevas.
Un abrazo,
Arturo.