viernes, 15 de enero de 2010

Contabilizando la vida

Algunos días de invierno hago inventario y contabilizo mi vida, sin tener que darle cuentas a nadie que no sea yo mismo. De siempre ha sido una época en la que reflexiono mucho sobre el antes y el después de muchas cosas, de vivencias, de mis compañeros de viaje por la vida. Normalmente sale un saldo acreedor, no puedo quejarme de mi suerte; estoy sano y me río cada día, sin olvidar uno solo.

Siento que estoy en la mitad del camino, miro hacia atrás y veo aguas limpias, amor, paz y preocupaciones que me dan ahora la risa. He llegado a conocer lo que puedo conseguir; ya sé que un loco romántico no puede ganar dinero jamás, pero sí perder el tiempo detrás de una fotografía, de una letra de canción, de un acorde perdido y hallado. Tuve suerte, también me casé con una soñadora y, cómo no, nuestros hijos son artistas soñadores, amantes de la música, de un rato con el amigo o amiga, según se dé el caso; siempre encontramos un rato para perderlo.

Me gustan los compañeros de viaje; nos entendemos, nos respetamos. Hoy he hablado con un viejo amigo, estaba triste por una mala jugada de la vida con un familiar suyo. La verdad es que cuando quiere jodernos, gana la partida. Mirar hacia adelante, eso es lo único que se me ocurre decir en estos casos, aunque sé que es muy difícil. Este año pasado se me fueron dos familiares muy allegados, se les terminó la vida, la consumieron, como todos tendremos que hacer; así que disfrutemos de los que siguen andando al lado hasta que vayamos llegando a la parada de cada uno.

Me gusta la vida, y vivo habitualmente tranquilo, sin sobresaltos, sin agobios, aunque me esté machacando esta maldita crisis. Cuando me quieren pellizcar, cojo una guitarra, una cámara de fotos o una bici, y no noto el dolor; ya tengo la dosis que me hará olvidar el mal que otros me quieren hacer ver.

Os dejo con una canción de amor, preciosa y triste como son muchas de mis preferidas. Un amor que se va de nuestro lado y nos negamos a que así sea, aunque ya no haya remedio. La vida termina cuando dejamos de enamorarnos, así que creo que me queda mucha vida por delante, porque vivo eternamente enamorado.

Después de tanto como me gustabas … De pronto una canción me lleva a ti …

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